Solo con escuchar la combinación coco y banano fue suficiente para convencerme.

En Colombia le dicen pastel de banano, en Venezuela torta de cambur y en otros países queque de plátano o banana. No importa.

Diga cómo se le diga a esta deliciosa fruta, que entre más madura y pasada de días mejor queda en este postre, los estómagos todos hablan un mismo español. Si ese estomago no consume banano ni coco, ya eso es otro tema.

Hay varias cosas que me gustan de esta receta: Primero, lo fácil y rápido que es de hacer. En realidad no hay pierde (se los dice una “chef” muy amateur). Segundo, le puedes dar tu propio toque y ponerte creativo. Tercero, no lleva gluten ni mantequilla, por lo que es genial para personas que no consumen lactosa o trigo.

Pero les soy sincera, no sé como adaptar la receta para veganos porque lleva bastante huevo. Eso se lo dejo a los expertos. ¡Si descubren alguna manera, me cuentan!

Por ahora, les comparto una receta que soy definitivamente mejor comiendo que cocinando. ¿Quién no?

Para empezar: Precalienta el horno a 350ºF. Engrasa un molde con mantequilla o aceite.

Los ingredientes de esta receta son bastante sencillos. El ingrediente estrella son los 4 bananos que usarás en la mezcla. Entre más maduros estén, con puntitos negros o casi enteramente negros, mejor, porque entre más suaves están más fácil incorporarlos a la mezcla y porque con el paso del tiempo el almidón natural de la fruta se convierte en azúcar dandole el sabor dulce que buscamos.

Cuando ya hayas aplastado esos cuatro bananos en un tazón, debes agregar 3/4 de copa de harina de coco. Esta harina es genial por muchas razones: es libre de gluten y granos, baja en calorías, alta en fibra—que nos ayuda con la digestión y a mantener el nivel de la sangre regulado— y con bajo aroma. La puedes utilizar para hacer panes, galletas y otros postres, pero si te advierto que esta harina absorbe más líquido que otras por lo que tal vez tengas que ajustar las recetas.

Tu tazón ahora tiene 4 bananos aplastados y 3/4 de copa de harina de coco. Agrégale 5 huevos, 1/4 copa de azúcar (yo use azúcar moreno porque es la que tenía en casa, la receta original era con azúcar de coco), 1 cucharadita de polvo de hornear, 1 cucharadita de extracto de vainilla y una pizca de sal. Puedes mezclar a mano o con batidora.

Como extra, decidí agregarle 1/2 taza de chispas de chocolate semi amargo. Puedes usar chocolate sin azúcar. Tip: Para evitar que los trozos o chispas de chocolate se vayan al fondo del pastel, pásalas por harina de coco antes de introducir a la mezcla.

Cuando estés listo, llena tu molde de la deliciosa mezcla. Hornea hasta que el centro del pastel haya crecido y se sienta firme. Puede ser entre 45 a 55 minutos o cuando el cuchillo que introduzcas de prueba salga limpio. Permite que se enfríe antes de cortar y servir.

La recomendación es mantenerlo tapado en la refrigeradora para que dure al menos una semana, aunque en mi caso nunca pasa de uno o dos días.

Le puedes agregar…

1. Una cucharadita de canela (incluir en la mezcla)
2. Almendras o macadamias (incluir en la mezcla)
3. Nibs de cacao (incluir en la mezcla)
4. Coco deshidratado, para los aumentar el aroma (incluir en la mezcla)
5. Dulce de leche, arequipe, nutella o chocolate líquido como glaseado justo al sacarlo del horno.

Lo puedes acompañar con helado de postre o comerlo como snack por la tarde con un café. Suele ser un éxito en reuniones con amigos o familia. Eso si, te advierto que no lo pruebes antes de llevarlo, ¡porque no lo vas a querer compartir!

Me encanta encontrar recetas que son fáciles de adaptar al gusto y no necesitan ingredientes o procedimientos complicados. Además, con esta le podemos dar un delicioso uso a aquellos bananos que tenían como destino seguro el basurero.

Esta semana, ya saben cuál es el postre que hace que mi casa huela rico. ¿Cuál es el tuyo?

Receta original tomada de detoxinista.com